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La felicidad es el Camino

  • Foto del escritor: Flora Healing
    Flora Healing
  • 12 dic 2018
  • 3 Min. de lectura


Tengo 36 años y puedo decir hoy que ya he pasado y vivido intensamente por todos los tipos de emociones. Ya sufrí por diferentes motivos y de diferentes formas con cada una de las emociones durante toda mi vida. Pasé por distintas formas de agresión, abuso y represión, sentí mucho miedo toda la vida que volviera a vivir eso, entonces me cerré por muchos años.


Hasta hoy tengo bloqueos de memorias de mi infancia, mismo teniendo pasado más de 15 años recibiendo terapia, haciendo sesiones de psicoanálisis, regresiones, rebirthing, constelaciones familiares y otros métodos de sanación, logré llegar al origen de mis bloqueos, pero ellos aún siguen en mi mente...


Hay partes de nosotros que no quiere ver o no quiere aceptar haber pasado por situaciones de extremo dolor y pasamos años (o vidas) llevando una parte nuestra congelada. Pero, en mi caso, ese lado “oscuro” o “desconocido” fue lo que me llevó a buscar más profundamente sin detenerme. Fueron muchas veces que encontré con sombras enormes, con partes de mi que no sabía que existían. Me paralicé algunas veces frente a ellas, muchas y muchas veces sentí más que miedo, sentí terror, de enfrentarlas. En otros momentos sentí ganas de huir y muchas veces lo hice de diferentes maneras... durmiendo demás, comiendo demás, llorando demás, trabajando demás... y, especialmente, en los últimos 8 años, las enfrente, las golpeé, sentí rabia de verlas, grité y saqué de lado todo el rotulo de “buena niña”... y me pare frente a ellas como una mujer adulta, que asume la responsabilidad de lo que pasa en su vida y dejar de vivir la vida como una interminable novela mexicana, llena de dramas que de tantas olas emocionales, una hora puede morir ahogada en un tsunami…


Creo que en la última década viví por lo menos unos 5 grandes tsunamis de esos que destruye todo por donde pasa, pero parece que el grado de destrucción fue creciendo considerablemente hasta el último que viví que duró más de 1 año, y empezó después de la muerte de mi abuelo que abrió la puerta a una gran cantidad de cosas fuertes que pasaron, hasta la perdida de mi madre de una forma bien trágica 9 meses después y por último perdí a un hijo, pasados menos de 4 meses... Fueron varios meses de sentirme sin piso, sin saber que hacer... y permitirme vivir todo el dolor, también aprender que no es posible volver atrás y cambiar nada de lo que ya vivimos, y lo mejor que podemos hacer es dejar las culpas, honrar y agradecer por todos los aprendizajes del pasado y entonces lo que nos resta es permitirnos soltar todo lo que quedó atrás, para seguir caminando más livianos hacía adelante...

Bueno, mi historia de vida podría ser de una de esas novelas, mis verdaderos amigos, que ya han escuchado, saben de lo que estoy hablando... y quizás haya la oportunidad de compartir un poco más con ustedes en algún momento, pero no ahora.... pues lo que vine decirles hoy es sobre aprender a surfear esas olas emocionales... aprender a permitirse sentirlas, no dejando que ellas sean más fuertes que nuestra decisión interna de seguir adelante y que ellas nos enseñen a ser más fuertes y suaves a la vez, en búsqueda del equilibrio interno con el externo, del masculino con el femenino, de la luz con la sombra, recordando siempre lo que dijo Gandhi: “No hay camino para la felicidad. La felicidad es el camino”.


Yisarma.


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